Capítulo 2452
Capítulo 2452
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—¿Qué está pasando allí? —preguntó alguien al ver la luz dorada y percibir el aura terrorífica en la cima de la montaña.
Todos los miembros de la secta contemplaban la extraña escena en la cima de la montaña.
—Qué aura tan poderosa. ¿Hay bestias demoníacas de mayor nivel en la cima de la montaña? — Winsor frunció las cejas.
—El hecho de que podamos detectar esta aura desde tan lejos... Creo que es el rey de las bestias demoníacas. Su fuerza es incuestionablemente mayor que la de un Soberano de las Artes Marciales —La expresión de Huro se volvió sombría.
«Si existe una bestia demoníaca tan poderosa en este reino secreto, debemos ser precavidos. Cuando dividamos los territorios, debemos mantenernos lejos del dominio del rey de las bestias demoníacas. De lo contrario, una secta asignada a esa región correrá el riesgo de ser eliminada por él».
—Parece que debemos tener cuidado al cazar bestias demoníacas. Pensar que una bestia demoníaca de tan alto nivel existe en este reino secreto —Winsor suspiró.
Al otro lado de la montaña, Yair se quedó mirando la luz dorada de la cima. Cuando detectó la espantosa aura, también hizo una mueca.
—¡Un aura tan sobrecogedora! Parece que hay un rey de las bestias demoníacas en la cima de la montaña.
Tras terminar su frase, abandonó su viaje a la cima de la montaña y se dirigió a otro lugar.
«¡No quiero convertirme en comida para el rey de las bestias demoníacas!».
Mientras tanto, después de que el fénix absorbiera el poder de los núcleos de las bestias demoníacas en la cima de la montaña, dio dos vueltas alrededor del cuerpo de Jaime, luego se transformó de nuevo en una luz dorada y se escondió en su frente.
El fénix desapareció, pero las bestias demoníacas permanecieron inmóviles en el suelo. Su destreza había descendido un nivel de cultivo porque una parte había sido absorbida por el fénix.
Instantes después de que la luz dorada volviera a la frente de Jaime, un chorro de energía rodeó pronto la esencia dracónica de su pecho. Poco a poco se fusionó con el Poder de los Dragones en su cuerpo, formando una poderosa fuerza.
Jaime tosió y abrió los ojos poco a poco.
Lo primero que vio al levantar los párpados fue el cielo azul.
—¿Qué es este lugar? ¿No estoy muerto? —Frunció las cejas.
«Lo último que recuerdo antes de desmayarme es haber seguido a ese hombre bajito a la batalla. No sé lo que pasó después».
Tras un rato acostado, se dio cuenta de que el Poder de los Dragones se había hecho más fuerte y ya no estaba reprimido.
Entonces, apretó el puño y notó que sus fuerzas se habían recuperado.
Se incorporó rápido y exclamó con alegría:
—¡Esto es increíble! Por fin me encuentro mejor. Yo…
En cuanto se incorporó, la visión que tenía ante sí lo dejó estupefacto.
Ante él yacían bestias demoníacas de cuerpos gigantescos y formas variadas. El aura que desprendían lo hizo estremecerse.
Se sobresaltó tanto que casi se desmaya de nuevo nada más despertarse.
Se sentó inmóvil, sin atreverse a hacer ruido con la respiración. Sin embargo, las bestias demoníacas ante él estaban haciendo justo lo mismo.
Ambas partes se temían mutuamente.
—No tienes que tenerles miedo, Jaime. Estas bestias demoníacas se han convertido en tus subordinados. No te harán daño. —Sonó la voz de Renzo.
—¿Qué? ¿Mis subordinados? ¿Qué está pasando? —Jaime no tenía ni idea de lo que había ocurrido.
—Con más claridad, estas bestias demoníacas son las subordinadas de esa chica, lo que las hace también tuyas —explicó Renzo.
—¿Chica? ¿Qué chica? —Jaime seguía confundido.
—¿En serio has olvidado de quién estoy hablando? De Feenix.
Después de que Renzo relatara los acontecimientos que habían tenido lugar antes, Jaime se dio cuenta de que el poder que Feenix había dejado en su cuerpo era el que había domado a aquellas bestias demoníacas.
No era de extrañar que Feenix pudiera someter a esas bestias demoníacas cuando podía hacer lo mismo con las más poderosas de la Montaña de las Bestias Demoníacas.