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Capítulo 755



Capítulo 755

Yael también la miro y dijo: “Señorita Frida, después de haber compartido un momento intimo, me resulta imposible actuar como si nada hubiera pasado. Espero que pueda comprenderlo”

jo hasta entrelazar sus dedos, intentando llevarla hacia afuera.

Después de decir esto, las manos que suitaban su brazo se deslizaron hacia abajo

“Por favor, no te comportes de esta manera.

Frida, incomoda, intento soltarse con fuerza, pero el agarre de Yael era demasiado firme como para que escapara.

En medio de este forcejo, la confundida vocecita de Serena resond detrás de ellos; “Madrina, Sr. Yael, ¿qué están haciendo?”

Frida, casi por reflejo, solo a Yael y giró la cabeza, encontrándose de inmediato con Serena, que sostenia la mano de Marta al lado del camino, mirandola con grandes y redondos ojos llenos de curiosidad.

Marta también parecia estar sorprendida, lanzando miradas entre Friday Yael

Frida, sintiendose avergonzada, sonrió a Marta y pregunto: “Marta, ¿cómo es que bajaron? ¿Dónde se encuentra Meli?”

“Meh tenia que hacer algo, me pidió que trajera a Serena a jugar un rato.

Marta respondió con una sonrisa, aunque no pudo evitar mirar de reojo hacia las manos previamente entrelazadas de Friday Yael.

Frida, sintiéndose incómoda, escondió sus manos detrás de su espalda y sonrió diciendo: “¿Qué tendría que hacer a esta hora?”

Yael, sabiendo que ella queria hablar con Dorian y preocupado de que Frida, para evitarlo, terminara yendo directamente con Amelia y retrasando su conversación, intervino: “Ella tenia que discutir algo con el Sr. Ferrer”

“¿No habian terminado de hablar anoche?”

Frida funció el ceño, “No estarán tramando algo raro esos dos, verdad?”

“Deberías preocuparte más por ti misma, dijo Yael. También tengo algo de lo que hablar contigo.”

Dirigiéndose a Marta y Serena, Yael añadió: “Marta, tenemos que resolver algo, asi que nos adelantaremos. Lleva a Serena contigo para pasear un poco,”

Al ver que se iban, Serena rápidamente soltó la mano de Marta y corrió hacia ellos: “Yo también quiero ir

Yael se agachó para quedar a su altura y le dijo suavemente: “¿Por qué no vas a jugar con Marta? Será divertido, ¿?”

Serena nego con la cabeza. “Quiero ir con mi madrina”

Frida, aliviada por no tener que enfrentarse a Yael sola, la levantó en brazos. “Entonces me acompañarás a comer?”

Serena as bio entusiasmada: “Si

“Entonces vamos: Dicho esto, Frida, cargando a Sarena, se dirigió hacia el centro comercial cercano

Yael no tuvo más opción que seguirlas

Marta tampoco tuvo otra opción que seguir.

Así, lo que debería haber sido una cita entre dos, se convirtió en una salida de cuatro.

Frida llevó a Serena a comer, evitando deliberadamente a Yael y dedicándose por completo a cuidar de Serena durante la comida. Yael apenas encontraba la oportunidad de hablara solas con Frida. Al principio, se esforzaba por mantener su cortesia, pero al ver que Frida terminaba de comer con Serena y aún planeaba llevarla al parque de atracciones para niños, cuando ya era evidente que la pequeria luchaba por mantener los ojos abiertos.

Yael finalmente tomó a Serena en brazos y la pasó a Marta.

“Serena está cansada, lévalla para que descanse,” dio Yael.

Aunque Serena estaba cansada, todavia queria seguir jugando y miró a Frida con una carta de pena: “Quiero jugar… Text property © Nôvel(D)ra/ma.Org.

“No puede ser. Los niños deben dormir cuando están cansados.”

Yael fue firme esta vez, “Después de que descanses, Frida y yo te llevarnos a jugar todo lo que quieras.”

Luego le hizo una señal a Marta: “Marta, por favor, cuidala.”

Sin más, agarró a Frida de la mano y se marché.

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Serena, aún confundida, miró hacia donde desaparecian, mientras Marta se volvia hacia ella, sugiriéndole: “¿Qué te parece si volvemos con papá y

mamá?“

Al escuchar que podia volver con sus padres, Serena se animó de inmediato, asintiendo con entusiasmo: “Si

En el estudio.

Amelia estaba semi recostada sobre Dorian respirando entrecortadamente, com una mano cubriendose la cara, sintiéndose avergonzada y embarazada. En el pequeño espacio con las cortinas cerradas, la penumbra aradia un aire de intimidad, pero una vez que la razón volvid, Amelia no podia evitat sentirse como si estuvieran cometiendo un acto indebido a plena luz del dia.


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